Si pudiese soltar toda esta ira condensada, hasta los demonios huirían asustados. A la vez siento que me ahogo... o más bien que permanezco sumergida en una dimensión no palpable... todo es apaciblemente extraño y está en pausa...
Puede ser que en realidad sea tristeza.
Puede ser que ahora que he crecido consigo refrenar el llanto desgarrador y los berrinches estrepitosos. Puede ser que lo que la mayoría llame "madurar" sea pasar por delante de la pena sin mirarla...creo que ahora la miro desde arriba, con desdén.
O puede ser que mi vengativa, orgullosa y rencorosa forma de ser me esté protegiendo de ella. Sentimientos y adjetivos, por cierto, con los que no me siento incómoda si estoy en el derecho de usarlos..
Y que les siento como inferiores a mí. Y que se lo haré sentir. Y que soy muy buena en ese juego. Y ellos también lo saben. Saben que les he echado de mi vida para siempre.