"Las vírgenes suicidas" es una película basada en un libro. Quien la haya visto puede llegar a hacerse una idea de cómo era mi situación en casa.
Soy la más pequeña de una familia tradicional con un padre trabajador y necio y una madre histérica y depresiva (permitidme aclarar que por nada del mundo juzgo o me meto con gente que necesite atención psicológica y/o psiquiátrica...aquí hablo de un caso en particular de una persona concreta). Siempre se me exigió demasiado y se me negó casi todo.
Mi obligación era sacar buenísimas notas y ayudar en el negocio familiar... PERO:criada por una puta loca boicoteadora que no me dejaba vivir... teniendo que hacer jornadas de trabajo de más de 50 horas semanales con 15 años de edad...no pudiendo tener amigas...no pudiendo salir...no pudiendo elegir qué estudiar (la carrera ni de coña me la iban a pagar, pero no me era posible tener ninguna otra opción por culpa del puto negocio: como si me fuese a servir de algo)...QUERIÉNDOME MORIR MIENTRAS VEÍA CÓMO LAS CHICAS DE MI EDAD DISFRUTABAN DE VIDAS NORMALES Y YO SÓLAMENTE PODÍA DESEAR Y PUDRIRME POR DENTRO. Y todo ésto sin una argumentación lógica. Simplemente por el hecho de estar bajo el techo de una tipa tan repugnante que sentía placer al amargar y asfixiar a quien tenía indefenso a su merced. Y sí: su rollo depresivo es mucho cuento (confirmado por fuentes profesionales).
Mi única certeza era saber que crecería y podría poseer mi vida, aunque hubiese perdido años por el camino...y mientras tanto, un infierno. Es penoso desear la feliz mediocridad de la vida de los demás, ya que ésto te lleva a sentirte cómodo entre mediocres.
Y la ansiedad...recuerdo que en la preadolescencia era muy muy delgada, siempre ojerosa, aparentaba unos cuantos años menos de los reales y tenía ciertas molestias a causa de el estrés que me producía la sitación que había en casa: vómios, mareos, hernias de tano llorar...siempre lo ví venir, veía que estaba condenada, EN PRISIÓN. Y nadie se daba cuenta... simplemente veían una chica menuda y nerviosa.
Éste es el caldo de cultivo de toda mi frustración, la que me persigue y la que asoma en cada acento.
